CYNTHIA OVIEDO

Muchos food-trucks recurren a los mercados como única solución para vender sus productos gastronómicos ya que no existe una licencia de venta en las calles. Palo Alto Market es una plataforma para negocios como éstos: diseñadores industriales, moda vintage, actividades culturales, chefs invitados, djs y conciertos. La Economista habla con Paula Mariscal, la project manager de Palo Alto Market y sobrina de Javier Mariscal.

¿Cómo nace Palo Alto Market?

Empezamos el planteamiento del proyecto hace ocho meses y en diciembre del 2014 arrancamos con el primer evento. Este febrero será el tercero. La idea en sí fue de Pedrín Mariscal, el hermano de Javier. Ambos trabajan juntos en su estudio ubicado en Palo Alto. A raíz de un par de eventos, se dieron cuenta de que podrían aprovechar el espacio y compartirlo con la ciudad de Barcelona.

¿Qué tuvieron que hacer para lanzar por primera vez el mercado?

Fueron dos procesos:  Primero presentamos el proyecto a la fundación Palo Alto, y nos apoyaron. Después se informó al distrito.

¿Cómo fue la primera experiencia?

Esperábamos como tres mil personas y parecía que no hacia falta ninguna licencia, así que se tiró para delante, pero nos topamos con 15 mil personas. Nos cerraron el evento y el domingo no se pudo abrir.

Paula Mariscal lleva gestionando el proyecto desde el comienzo.  La idea de Palo Alto market surgió hace ocho meses atrás.

Paula Mariscal lleva gestionando el proyecto desde el comienzo. La idea de Palo Alto Market surgió hace ocho meses


¿Qué los diferencia del resto?

Somos los primeros fans de todos nuestros expositores, contamos historias chulas y, sobre todo, exaltamos la idea de ajustarse a un nuevo modelo de negocio. Creo que estamos presentando modelos comerciales de una manera distinta, lejos de grandes marcas.

¿Cómo va el tema de la financiación? ¿Sacan ganancias?

La entrada cuesta dos euros. Es mucho dinero montar el market en un recinto privado. Están los costes del alquiler, las licencias, las medidas de seguridad, la propaganda y hasta los costes de la programación cultural; todo eso es muchísimo dinero. Así que ahí vamos… Lo que está generando es una plataforma y esperamos que se sumen más patrocinadores para apoyar el evento.

¿Cómo seleccionan a los expositores?

Tenemos el público que todo el mundo quiere; es muy exigente. La gente de los food-trucks lo sabe. Lo importante para Palo Alto Market en todo momento es distinguirse, tener ambición y auto exigencia. Ofrecemos más cultura gastronómica y menos iPhone.

¿Cuánto les puede costar a los expositores presentarse en el market?

Por el momento hay diferentes precios y diferentes ubicaciones; la última decisión de qué ubicación pagar la toman ellos. Aproximadamente 300 euros.

¿Cómo convence a una persona que no esta familiarizada con el concepto de comer algo en un food-truck ?

Que no lo asocien con una churrería o un carrito de hot dogs. Cuando entras aquí y ves las caravanas, todo te entra por los ojos. Su presentación y comida te convencerá, y aparte lo que mola es la diversidad. Un día te apetece sentarte, y otro día es ir a un mercado, comer rápido y seguir caminando por este.

Muchos restaurantes se quejan de la competencia que les dan los food-trucks y no los quieren ¿Qué piensa de esto?

Lo mejor que te puede pasar es tener un restaurante de éxito al lado. Que les pregunten a todos lo de los negocios de aquí al lado de Palo Alto si ellos sacan beneficio de la gente que traemos. Claro que es bueno para todos. También hay restaurantes que ya se están buscando caravanas, yo creo que hay negocio para todos.

¿Cómo ven a Palo Alto Market en el futuro?

Esperamos que haya para rato. Vamos muy prudentes. Ahora queremos ir por ese público flotante, y que nos convirtamos en un lugar que no falte al visitar Barcelona: que la gente vaya a la Pedrera, a la Barceloneta y luego a Palo Alto.