INTI PACHECO

Antes de ser llamada La Colmena, la pastelería sobre la Plaça del Angel, era conocida como la confiteria L’Abella. Desde 1872 existe el mismo local, en la parte más baja del que hoy es el Hotel Suizo, donde venden chocolates, caramelos, galletas y jarabes. En 1927 el abuelo de Josep María Roig adquirió el negocio que luego pasó a manos de su hijo y hoy es de su nieto. Ahora el señor Roig enfrenta uno de los más grandes desafíos por los que ha pasado la pastelería. El alquiler se ha multiplicado casi por siete comparado con lo que pagaba antes.

 Semanas antes de que se cumpliera el plazo de la moratoria decretada por 20 años en 1994 sobre la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), ya decenas de comercios en Barcelona tenían en sus vitrinas avisos de un inminente cierre. El 31 de diciembre del 2014 cambiarían los alquileres de los locales en todo el país si así lo decidía su propietario.

Sobre las Ramblas, la tienda especializada en música, Musical Emporium, fundada hace 114 años, ya cerró. El Indio, tienda ubicada en carrer del Carme abrió por última vez en diciembre. La camisería Deulofeu de la Plaça Sant Jaume, abierta desde 1918, no pudo pagar el aumento del 100% de su renta ya establecida en 4.400 euros. El bar Muy Buenas en El Raval no abrirá más sus puertas. A partir del primero de enero sus propietarios pueden adaptar el alquiler al valor de mercado, y no es un precio accesible para el comerciante. “Estos comercios eran elementos principales porque eran tiendas centenarias que tenían decoraciones especiales con personalidad”, opina Roig.

A pesar de que no hay datos exactos, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos, UPTA, asegura que cerca del 10% del comercio minorista en España se vería afectado. Se estima que un 60% de los 200.000 comercios que se verían afectados ya habían negociado con éxito el nuevo precio del alquiler. En 2013, la escuela de negocios Esade afirmaba que un 35% de los comercios en Barcelona perderían su contrato si no buscaban la renegociación del mismo.

“Hay comercios en zonas turísticas donde ha aumentado el precio del alquiler. Hay quienes lo regularizaron y otros que no, pero no sabemos si fue decisión del propietario o del inquilino” apunta Santiago Pagés, economista y miembro del Consell Assesor de Comerç de la Generalitat. Hoy el precio por alquiler del metro cuadrado en Passeig de Gràcia es de hasta 250 euros, una cantidad que un comerciante autónomo no podría costear, pero una multinacional sí.

En 2011 Roig forma con varios conocidos la Associació d’ Establiments Emblemàtics, organización de la que él es secretario y que preside Maya Picasso. A través de la asociación se busca salvar a los comercios que se vieran afectados por la LAU. “Se iban a revisar 388 comercios y tuvieron 11 meses para decidir cuales eran emblemáticos. No se estableció ningún patrón ni serie de condiciones que determinara cuales establecimientos son patrimonio y ya hoy es tarde”, indica Roig con tono de angustia.

El secretario de Establiments Emblematics y propetarío de la pastelerría La Colmena, Josep María Roig.

El secretario de Establiments Emblematics y propetarío de la pastelerría La Colmena, Josep María Roig.

“El Partido Socialista presentó una propuesta para introducir comercios emblemáticos dentro de la ley de patrimonio”, comentó Roig. Según el secretario de la asociación, Convergència i Unió  y Esquerra Republicana votaron en contra de la idea de promocionar estos comercios y ahora está pendiente el último tramo oficial para añadir la actividad comercial dentro de la ley de patrimonio.

Otras tiendas han optado por la mudanza. Un ejemplo es la conocida Filatelia Monge en carrers dels Boters, otro negocio familiar que va ya por su tercera generación, que se ha visto obligada a cambiar de local. Una hoja impresa pegada sobre la cortina de hierro que cubre la antigua entrada a la tienda avisa que se han traspasado a un entrepiso en la misma calle.

Entrada a la antigua Filatelia Monge en la calle Boters.

Entrada a la antigua Filatelia Monge en la calle Boters.

Javier Monge, dueño de la Filatelia, comenta que en su caso no pudo negociar. Los propietarios del local lo vendieron a una promotora que busca hoy hacer un centro comercial en lo que una vez fue un palacete construido en 1804. “La única tienda enteramente modernista en Barcelona va a ser destruida para hacer la decoración de un almacén comercial”, dice Roig enardecido. Monge asegura que el Ajuntament no ayudó a los comerciantes. “En otros países, como Francia e Inglaterra, miran que estos negocios no desaparezcan porque son parte de la identidad de la ciudad. De cara al turismo, esto va a hacer que la ciudad pierda encanto”.

Pero no todos los casos son iguales. Hay quienes sobreviven y quienes no han tenido problemas. Hay comercios que han logrado comprar los locales, otros que logran negociar nuevas rentas con respecto al precio de mercado actual y quienes han mantenido relaciones estrechas con los propietarios. Este último es el caso de Rosa María Llop, la dueña de la tienda Rey de la Magia, ubicada en un local de carrer de la Princesa desde 1881. “Nosotros no hemos tenido problemas con la ley”, explica Llop, quien ha llegado a un acuerdo amigable sobre su alquiler.

Aún así, hasta quienes logran seguir adelante notan que hay un problema central. “Hay una tradición espantosa en España de que el ayuntamiento no interviene con las propiedades privadas. La política que se ha llevado no es nada protectora con los negocios que de alguna forma traspasan la frontera de lo que es puramente un comercio”, dice Llop.

La falta de anticipación y de preocupación por parte del Govern es clara. Es cierto que se verían perjudicados los propietarios al no subir los alquileres. “Faltan soluciones, visión política y económica. Primero hay que definir cuales son las tiendas emblemáticas”, asevera Pagés. Según el economista, hoy la ciudad de Barcelona sobrevive por el turismo y por esto “la actividad económica se tiene que adaptar”.

Barcelona se encuentra en una encrucijada en la que una de sus fuentes de ingreso, el turismo, amenaza contra su identidad; el mayor atractivo que el turista encuentra en la ciudad. La falta de acción política para detener estos proyectos de empresas multimillonarias, no solo ha acabado con negocios familiares sino que ha acabado también con décadas de historia que no se podrán recuperar.