CAROLINA ALVAREZ BORRELL

Gabriel Rufián (Santa Coloma de Gramanet, 1982), también conocido como “Gabi“, “Gabri“, “Rufi” o “Juanga“, es diplomado en relaciones laborales. Desde que en 2014 conoció la plataforma ciudadana “Súmate“, una plataforma que trata de unir a gente de diferentes orígenes sociales, apellidos y barrios con el objetivo de construir un país de todos y para todos, su figura pública ha sido catapultada hacia el ámbito político. Como miembro de la Asamblea Nacional Catalana dio una de las charlas en la “Via Lliure“, una concentración de gente que reivindicó la independencia de Catalunya que tuvo lugar el pasado 11 de septiembre. Ahora Rufián se presenta como cabeza de lista de Barcelona por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a las elecciones generales del 20-D, partido del cual ni siquiera es militante. Con un talante calmado e inalterable, busca defender el voto independentista en el Congreso.

“Yo soy Gabriel Rufián, y hasta hace poco daba charlas en bibliotecas, plazas y centros para menos de cincuenta personas. Acabaron siendo setenta mil”. Así se presentaba en el acto de inicio de campaña de ERC el pasado tres de diciembre en el Auditori de Cornellà. Se le conoce como “El poeta del Olivo” porque es nieto de unos andaluces que vinieron a Catalunya hace más de cincuenta años, unos de la Tierra del Olivo (Jaén) y los otros de la Tierra del Poeta (Granada). Le gusta decir que se sitúa a la izquierda de la izquierda, seguramente por la influencia recibida de sus padres, defensores del derecho de la auto-determinación que se conocieron en un mitin de Bandera Roja en el barrio de Fondo de Santa Coloma de Gramanet, donde Rufián pasó los primeros años de su vida.

Como sus padres, aboga por los derechos de autodeterminación de todos los pueblos, por lo que dedica la mayor parte de su actividad política a la lucha por el independentismo pese a que se sigue sintiendo español. La que podría parecer como una combinación explosiva, para él no es nada incompatible, ya que cree que sentirse una cosa u otra es inherente a ser demócrata y defender los derechos de un pueblo.

“A algunos de nosotros no nos gusta que se pite ningún himno, pero lo entendemos porque es una imposición y hay sectores de la sociedad que no se sienten identificados con él”. Su discurso es tan sencillo como que los pueblos sean lo que quieran ser. Por eso sintió una profunda alegría con el resultado obtenido en las elecciones autonómicas catalanas del pasado 27-S. “El independentismo ha ganado como y donde nunca. Hay que recordarlo”, sentencia.

Cuando Rufián subió al escenario a pronunciar su discurso en el acto de inicio de campaña, le acompañaron tímidos gritos de “Sú-ma-te”. Y es que, pese a formar parte también del ANC, Rufián entró de lleno en la vida política con su ingreso en “Súmate”, una organización pequeña que “hace ruido y llega donde nadie más lo hace” y que “cabrea y sigue cabreando a un montón de gente por lo que refleja”. Desde esta organización se defiende el independentismo en castellano, por lo que Rufián hace la mayoría de sus discursos en este idioma: es el primer político que representa a ERC que prefiere dirigirse a los demás en la lengua del Estado. Ha sido también la primera vez que, en un debate en catalán como es el de “8 al dia”, el candidato de ERC es quien habla en castellano. “No queremos que el Partido Popular, Ciudadanos y el unionismo más reaccionario patrimonicen este idioma”, se excusa. “El castellano es una gran herramienta para el independentismo porque demuestra que el origen de las personas no determina el objetivo personal, algo que Súmate intenta demostrar”.

Considera que aquellos como él que quieren un futuro mejor para sus hijos y sus nietos tienen la responsabilidad moral de “ganar donde tantos otros perdieron”. Cree que para construir un cambio, una regeneración y, en definitiva, una revolución, la única salida es un proceso de auto-determinación. Además, Rufián pretende convencer a los que todavía están indecisos poniéndoles un espejo delante y haciéndoles ser conscientes de la situación real del estado español, que considera que es un mal ejemplo para cualquier democracia y a la vez no deja que Catalunya sea lo que quiere ser. Por eso ahora, encabezando las listas de ERC, se propone defender los votos obtenidos el pasado veintisiete de septiembre, que daban como ganador al independentismo. “Vamos a ir a defender el voto como nunca y vamos a decir aquello que nunca se ha dicho: Que som República” (“Que somos República” en catalán).