Imágenes María Rosa Verdejo

Por Carlos Poveda

El auditorio municipal de Terrasa aguardaba abarrotado el principio del fin de la campaña electoral. Las esteladas revoloteaban entre la gente, que coreaba himnos secesionistas, entregada a sus líderes políticos. A apenas dos días de las elecciones europeas, los pesos pesados de Esquerra Republicana de Catalunya arengaron por última vez a su público en un acto que destilaba emociones por doquier. No es para menos; en su larga vida, el partido presidido por Oriol Junqueras jamás ha sido el más votado de las regiones catalanas en tales sufragios. Si los pronósticos se cumplen, esa estadística pasará pronto a la historia.

Aunque Junqueras ejerciera de maestro de ceremonias y engalanara a todos con su retórica habitual, el protagonista del día fue, como no podía ser de otra manera, el señor Josep María Terricabras. Él, que como uno de sus ídolos políticos, Ernest Maragall, se confiesa más socialista que independentista, fue el que mayores aplausos arrancó del anfiteatro. Sus palabras no fueron las más elocuentes. No hizo vibrar al público como sí lo consiguió su President particular. Pero su condición de cara visible en estas elecciones europeas que tanta importancia están adquiriendo gracias al proceso soberanista lo han elevado a otra dimensión. Hoy es Terricabras el que ilusiona a los votantes, lo demás puede y debe esperar. Los asistentes en pie aplaudiéndole son el mejor testigo posible de su envergadura política actual.

No faltó ninguno de los grandes nombres en las alineaciones de Esquerra. Además de los ya citados Junqueras y Terricabras, también tuvo su momento la Secretaria General Marta Rovira, con su estilo juvenil y casi campechano que tanto gusta a los izquierdistas. El propio Ernest Margall aportó su grano de arena citando unos versos de Miquel Martí y Pol, catalanista y excelente poeta que nos dejó hace once años. Joan Tardà escuchaba admirado desde su asiento. Él tampoco faltó, aunque no se dirigió al público. Ya no hacía falta, la suerte estaba echada.

La jornada sirvió más que nada para calibrar los ánimos del partido ante la gran cita electoral del domingo. Dicen, por las calles y en las encuestas, que ERC va a conseguir más votos que CiU, su íntimo enemigo en los tiempos que corren. Eso supondría que por primera vez, desde la creación de las elecciones al Parlamento Europeo en 1979, el partido socialdemócrata por excelencia en Catalunya sería el más votado de la región. ERC hace tiempo que dejó de ser un partido minoritario, pero ahora se ha convertido en un ente poderoso. Y todo ello a apenas medio año del ejercicio político más importante que se recuerda en la memoria de los catalanes: el referéndum del próximo 9 de Noviembre. De momento, el aperitivo serán estos comicios que hasta ahora tan poco habían interesado a la gente y que, de golpe, cobran una trascendencia ineludible.

Producción vídeo Nina Raquel