Literatura LGTBI: Más allá del arcoiris

| RUTH DE LA ROSA, MARCEL CARRASCO y GIULIANA IPPOLITI y BÁRBARA JÁCOME
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El 23 de abril es un día especial donde la magia, la fantasía y la realidad de los libros invaden la ciudad y los corazones de las personas. Las familias que se suman a esa celebración literaria son cada vez más diversas. Los libros de historias y cuentos ya no se compran y regalan únicamente por y para un padre y una madre, sino que, cada vez más, tienen como público a dos padres, dos madres, un padre, una madre y sus hijos.

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Sant Jordi nos ayuda a descubrir que las princesas se pueden salvar solas y los niños y las niñas pueden tener padres del mismo sexo.

Helle Bruun y Connie Dagàs fundaron en 1994 la librería Cómplices, la primera dedicada a la literatura LTGBI en Barcelona. La librería ofrece literatura infantil con sensibilidad LGTBI.

Son cada vez más comunes familias que rompen los moldes tradicionales y los libros ayudan a  tratar con naturalidad la diversidad. Editoriales como EgalesCuatro Tuercas tienen publicaciones en las que los personajes asumen roles menos tradicionales, con personalidades más independientes. Los finales son poco convencionales e innovadores.

La cuestión de las nuevas familias se trata en algunos colegios públicos dada la diversidad de sus alumnos, que pueden ser hijos de madres solteras, de padres viudos, heterosexuales o gays, tener madres lesbianas o incluso haberse criado con sus abuelos.

El libro “Mi papá es un payaso” de la editorial Egales, por ejemplo, trata la historia de un niño con dos papás. Un día en el cole un compañero le quiere insultar y le llama payaso, la profesión de uno de sus padres. Al escuchar el “insulto” el niño sonríe, le da un abrazo, le da las gracias y la amistad entre ellos sigue igual. Y es que para él la de payaso es una de las profesiones más importantes del mundo, pues hace reír a la gente.

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Soledad Aznar leyendo el cuento “Mi papá es un payaso”.

Las madres Sara Swanson y Soledad Aznar solían leer cuentos a su hijo mayor, que ahora ya es un adolescente de 17 años. Las madres esperan que el benjamín, que solo tiene dos años, deje el biberón para empezar a cantarle nanas y a leerle cuentos como “Mi papá es un payaso” y otros tantos que le divertirán tanto como divirtieron a su hermano.

Las madres compaginan la vida familiar con su trabajo en el taller de tatuajes que regentan como copropietarias. Una rutina ajetreada, entre dibujos, tatuajes, colegio, pañales y biberones.

Sant Jordi también nos invita a la diversidad. El mundo de los libros está vivo y acompaña los cambios de la sociedad. La literatura sobre familias LGTBI está en pleno desarrollo y busca cada vez más romper con fórmulas que caen en la obviedad e introducir un lenguaje inclusivo. Hay que tener en mente que los niños no nacen contaminados por los prejuicios de los adultos. Por eso, las historias deben presentar los temas con sutileza, sin olvidar la diversión, la imaginación y el entretenimiento.

Sant Jordi es una fiesta muy linda, popular y súper chula, para estar en familia.

(Soledad Aznar)

Hemos estado en las Ramblas para el día de Sant Jordi durante los últimos 20 años. Vienen muchos clientes, es un día muy bonito.

(Helle Bruun)