El Sant Jordi de los recién llegados

CELIA ALONSO , CAROLINA ALVAREZ BORRELL, CARLOS PÉREZ-VICO MOLINA y JENNIFER RAMÍREZ

Hace algo más de un año que Dilá Abdullah vive en Barcelona. Durante su primer contacto con la cultura española y, más concretamente, la catalana, pudo experimentar diferentes festividades. Entre las que más le gustan, sin duda está Sant Jordi. Tanto es así que se involucró al cien por cien en esta celebración: “En mi primer Sant Jordi quise participar en la fiesta y estuve vendiendo rosas en la parada de una asociación de jóvenes”. Reconoce que, al principio, su temor era no conocer bien el idioma, pero eso no le impidió disfrutar de ese día: “Recuerdo que al principio me daba mucha vergüenza hablar con los que pasaban para venderles una rosa, pero una compañera me animó. Entonces pasó un abuelo con su nieto y me compraron una. A partir de ahí ya no me dio más vergüenza”.

Ahora, un año más tarde, su español ha mejorado mucho, aunque le queda un largo camino para perfeccionarlo. Explica que le encantaría volver a participar en Sant Jordi vendiendo rosas o libros. Hace poco se ha iniciado en la lectura en español y, entre risas, afirma: “He empezado a leer a ‘Gafatos’ – se refiriere a Manolito Gafotas- y me parece muy divertido”.

Muchos recién llegados comparan Sant Jordi con San Valentín. Mark Justine Reyes, que también llegó a Catalunya el año pasado, explica: “En mi país, Filipinas, solo celebramos San Valentín, pero mi primer Sant Jordi fue muy especial. Después de ocho años separado de mi madre, ese día pude regalarle una rosa”. Los kilómetros que separan a Mark del resto de su familia le siguen pesando mucho ahora que ha venido a Barcelona  a vivir con su madre. Cuando vino tuvo que dejar allí a gran parte de los suyos y con semblante serio concluye: “Me gustaría mucho tener a mis hermanas y a mi novia aquí. Esta fiesta expresa tu amor por personas importantes para ti y, por eso, me encantaría poderles regalar una rosa”.

Además, como anécdota señala que aún tiene por leer el libro que su madre le regaló el año pasado por Sant Jordi: “El libro está en español y aún no me veo capaz de leer en esta lengua. Pero espero poderlo hacer dentro de poco”. Confiesa que el castellano sigue siendo su talón de Aquiles, aunque reconoce la utilidad de esta lengua: “Quiero aprender bien el idioma porque me gustaría mucho estudiar en una universidad en Barcelona”.

Junaid Fayyaz hace seis años que vive en España. Ya lleva varios años instalado en Barcelona, pero recuerda a la perfección su primer Sant Jordi: “Al ser un recién llegado, no me involucré mucho. Tampoco entendí muy bien en qué consistía”. Pese a esa primera toma de contacto un tanto distante, él reconoce que su participación en los cursos de idioma le han acercado a esta festividad: “En 2012 fui con los compañeros y profesores al Passeig de Gràcia para ver la fiesta de cerca. Me pareció muy bonito”.

Ahora, con un español muy avanzado, afirma que se ha convertido en el traductor de su familia y que el dominio de esta lengua le ha dado una gran independencia: “Saber español me ha permitido, por ejemplo, poder ir sólo a las citas con el médico y hacer más fácil la vida de mi familia”. Junaid se siente uno más, aunque asegura que nunca renunciará a sus raíces: “La verdad es que siempre he querido mantener la cultura de mi país y por eso no he adoptado todas las costumbres de aquí. Aunque pienso que cuando sepa más español podré participar más en fiestas como Sant Jordi”.