De “generación Nini” a “generación de mierda”

 CELIA ALONSO
Ante la expectación del público, el actor Marc Pociello, en su papel del más que optimista Roger, canta: “Tengo 30 años y por fin, por fin, vuelvo a casa de papá y mamá”. Aunque podría parecer toda una ironía, la obra “Generación de Mierda”, un musical de “llum i color”, relata la realidad de los jóvenes españoles que se ven obligados a volver a casa de los padres al no encontrar trabajo pese a su sobrada preparación académica.
2
Las críticas sociales son las grandes protagonistas del musical. Foto: TR3SC El Club de la Cultura.

Al finalizar la primera canción, el público aplaude con entusiasmo, mientras algunos aún se secan las lágrimas provocadas por las carcajadas. Ahora es el turno de Marc, interpretado por Jofre Borrás: “Domino chino, inglés, francés y también alemán” explica a la mujer de recursos humanos que le entrevista para un trabajo. De repente, se congela la escena y mirando al público confiesa: “Seamos sinceros, sé usar google traductor”. Los espectadores sonríen y asienten mostrando que, más o menos, todo el mundo “mejora” su currículum. Pero no queda ahí, Berta Peñalver, que interpreta a la entrevistadora, exclama: “Pobre, no sabe que si lo contrato la habrá cagado. Le vamos a explotar y todo eso sin pagar”.

Los asistentes están más que entregados. La cotidianidad de las situaciones planteadas, junto con la interacción de los actores con los espectadores, crea una conexión  que viene acompañada por una ronda de aplausos entre cada escena.

Los actores paran la escena en diferentes ocasiones para dirigirse directamente al público. Autor: Tr3SC El Club de Cultura.
Los actores paran la escena en diferentes ocasiones para dirigirse directamente al público. Foto: Tr3SC El Club de Cultura.

El momento álgido llega cuando Roger, Marc y el autodenominado ‘actor secundario’ entonan a coro la ‘oda a los paquis’: “Oh! Paqui, paqui, paqui, con la piel sedosa y caqui, tienes todo lo que buscaba para hacer una cena de lujo”. Al principio se hace el silencio. Nadie quiere reír. Roger canta: “Pero no hace falta ser tiquismiquis. A veces me atiendes en catalán y entonces tengo ganas de llorar” y entonces sale Gerard Sesé caracterizado con el reconocido bigote que lucen muchos paquistanís y pregunta: “¿Quiere bolsa?”. La risa toma el teatro. La gente entiende que pese a los estereotipos se trata de una oda a esas personas que trabajan incansablemente durante largas horas .

Con un decorado muy austero, los actores se convierten en los verdaderos protagonistas. Autor: TR3SC El Club de Cultura.
Con un decorado muy austero, los actores se convierten en los verdaderos protagonistas. Foto: TR3SC El Club de Cultura.

Entre las diferentes historias que se entretejen en la obra, Mireia, a la que da vida Laia Alsina, y Roger protagonizan el momento romántico imprescindible en cualquier comedia. Pese a lo tópico de la situación, los actores huyen del estereotipo. ¿Cómo? Interactuando con los espectadores –además de contar con la ayuda de una actriz secundaria que golpea en la cabeza al que suelta un “topicazo”. A ritmo de “Liaros ya, que el público no quiere desesperar” el ‘actor secundario’ resuelve el conflicto amoroso.
Cuando la música parece que lleve risas enlatadas de tanto que se ríen los asistentes, llega la canción final. Los cuatro jóvenes protagonistas acaban sentados en el mismo sofá entonando: “Compartir casa, para evitar a papá y mamá”.