El mayor desafío para Trinitat Vella

El mayor desafío para Trinitat Vella

TXELL PARTAL

Trinitat Vella se enfrentará en los próximos años a su mayor cambio: cerrar y derribar la cárcel, un edificio que ha marcado desde hace muchos años al barrio. Este proyecto lleva de la mano el derribo de los pisos del Patronat de l’Habitatge y la remodelación total de la parte alta de la colina del barrio. Esa zona que siempre ha quedado aislada y que por fin espera ver su integración en la ciudad.

La calle Pare Pérez del Pulgar espera su completa transformación desde hace años. Allí se encuentran los pisos del Patronat de l’Habitatge de Trinitat Vella. En los bajos del 76, viven 5 miembros de una familia en 60 metros cuadrados. Es un espacio tan reducido que la diminuta bañera se ha convertido en un pequeño trastero donde guardar todo los cacharros para la limpieza. Ducharse se convierte en toda una proeza. Los tres pequeños de la casa comparten habitación. Duermen todos en la misma litera, unos encima de los otros. Y rodeados de hongos que aparecen por la humedad. “Esto no es vida”, dice indignada la madre.

Ellos saben que no es el mejor sitio para crecer pero no se pueden permitir cambiar de vivienda. Ahora, como el resto de sus vecinos, ve una pequeña luz al fondo de su oscura casa. El Ajuntament de Barcelona se ha comprometido con que a partir del 2016 empezarán las obras para el realojamiento en unos nuevos edificios donde poder vivir dignamente y sin miedo a que la casa se les caiga encima. Los técnicos del Ajuntament se han comprometido a estudiar cada caso particular. Y cada uno tendrá un resultado distinto según sus necesidades y dificultades.

La demolición de estos pisos y el realojamiento de sus propietarios se incluyen en el proyecto de transformación de la zona actual del Centro Penitenciaro de Jóvenes en Trinitat Vella y sus alrededores. Un total de 56.665 metros cuadraddos se verán reformados por completo para conseguir un encaje entre esta zona y Trinitat Vella. Se prevé que en nueve años será un barrio nuevo.  En este espacio se construirán 452 viviendas, de las cuales un 90% se destinará a pisos de protección oficial y el realojamiento de los familias que ahora viven en los pisos del Patronat. También está previsto dotar esta zona con equipamientos sociales, educativos y culturales, aún por concretar. El 41% de la superficie restante será destinada a zonas verdes.

El pasado 6 de noviembre, cuando Xavier Trias, alcalde de Barcelona, y sus colaboradores presentaron el proyecto a los vecinos y prensa, una vecina decía sonriente: “Ahora me lo empiezo a creer”.  Pero aún son muchos los que desconfían. Algunos llevan desde los años noventa reclamando mejoras en los edificios llenos de aluminosis. La Associació de Veïns leva 15 años luchando para cambiar la zona. En 2009 se anunció el derribo de la cárcel. Pero, debido a la crisis, no se llevará a cabo hasta 2016. “Las elecciones municipales vuelven a estar cerca, esta puede ser otra promesa más como siempre”,  se quejan algunos vecinos que no terminan de creer que el cambio sea cierto.

Este proyecto está dividido en 5 fases. Los vecinos ya han esperado mucho tiempo y el Ajuntament quiere que empiecen a notar los cambios lo más antes posible. Por eso, la primera fase está prevista  ya mismo. Los edificios de los antiguos funcionarios, derruidos en 2013, han dejado un espacio libre al que el Ajuntament va a dar un uso provisional. Se habilitará un área de juegos infantiles, dos pistas de baloncesto, un aparcamiento y un paseo.

En toda la calle Pare Pérez del Pulgar hay carteles que anuncian que las obras empiezan el 1 de diciembre. Todos los vecinos salieron aquél día contentos para verlo. Pero solo han puesto unas vallas, no han hecho nada más. Según han podido saber, no empezarán las obras hasta enero del 2015. “¿Por qué ponen estos carteles si no lo van a hacer? Ya estamos en lo mismo de siempre”, dice un vecino desconfiado.

“Está bien que quieran hacer algo temporal. ¿Pero quién espera que venga aquí con los niños? Ver el panorama de estos pisos no es algo bonito para ir con críos”, dice un vecino. El problema de esta zona del barrio es mucho más profundo que unas casas que se caen o la cárcel. La orografía no ayuda. La cárcel, situada en la cima de la colina, ha aislado todos los pisos del Patronat de l’Habitatge que se sitúan detrás. En esa calle no hay ninguna tienda. Lo único que tienen es una farmacia, que ha sufrido distintos atracos y que no dispone de muchas medicinas. Para poder cubrir sus necesidades, los vecinos se tienen que desplazar hasta el centro de Trinitat Vella. Y para llegar allí, tienen que subir y bajar muchas escaleras. En la mayoría de la pendientes del barrio puedes encontrar escaleras mecánicas, allí no. La personas mayores que vive en esas casas tiene muy complicada su movilidad.

Los vecinos creen que la transformación del barrio no puede consistir exclusivamente en cambiar los edificios. Debería ser algo más profundo; si no, no servirá de nada todo el dinero invertido, porque la zona continuará igual que ahora pero un poco más bonita. Este no puede ser solo un cambio urbanístico sino que también se tiene que conseguir una reforma social.

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