“Cambiar de país te transforma en una persona abierta”

“Cambiar de país te transforma en una persona abierta”

MARCOS GARCÍA Y ANA C. BAIG

El amor parece romper esquemas y fronteras. Blanca Mateo (Barcelona, 27 años) y César Burgos (Trujillo, Perú, 40 años) no se conocieron en el trabajo, a pesar de que ella trabaje como arquitecta y el tenga su propia empresa de construcción industrial. El origen de esta historia tiene un sabor mucho más latino, mucho más cálido: unas clases de salsa en Mojito, un pintoresco local en l’Esquerra del Eixample. Ya han pasado dos años de dicho comienzo, aparentemente sin dificultades culturales de por medio, aunque puede que los quince años que César lleva en Catalunya hayan sido de ayuda.

¿En casa mantenéis costumbres de cada uno de vuestros países?

César: Nos encanta comer, supongo que por eso donde más reflejamos nuestra cultura es en la comida. A Blanca le encanta la comida peruana, siempre que tengo tiempo preparo algo o vamos a comer a restaurantes peruanos.

Blanca: Sí, definitivamente lo que más mantenemos son las comidas. Yo le preparo alguna vez sopa de galets, que nunca la había comido. Pero solemos comer más peruano cuando podemos porqué es una comida más contundente. Mi plato favorito es el lomo salteado.

¿Alguna anécdota graciosa?

B: Siempre estamos riéndonos de algunas expresiones propias del idioma. César a veces dice palabras que no entiendo y entonces bromeo y me meto con él diciéndole que hable en español y no en su dialecto. Pero para mí es muy enriquecedor aprender nuevas palabras y acepciones del lenguaje. Te abre la mente.

C: Por ejemplo, hace unas semanas fuimos a Alemania a casa de un primo mío peruano y su mujer, que es alemana, ha aprendido el español de Perú. Y utilizó la palabra “machuque”, que se utiliza, entre otras acepciones, para presionar un botón. Blanca estuvo perdida aquel fin de semana, no conocía la mitad de las palabras.

¿Qué os ha aportado estar con una persona culturalmente diferente a la vuestra?

C: Al salir de Perú mi abanico se abrió y tuve muchas más oportunidades que si me hubiese quedado allí. La experiencia de cambiar de país y de vida te transforma en una persona más abierta y dispuesta a conocer, a probar más cosas. A mí me ha aportado la cultura catalana, porque aunque vivía aquí no la conocía mucho.

B: A mí me ha abierto la mente. Estar con alguien de fuera te hace más tolerante y más curioso.

¿Qué ha sido lo más difícil de congeniar en ambas culturas?

C: Realmente en eso no hemos tenido grandes dificultades. Al llevar tanto tiempo aquí, ya estoy integrado. Ya me había adaptado culturalmente. Además Perú y España no presentan tantas diferencias: los dos son católicos, los dos hablan español…

B: Más que por el hecho de ser extranjero, para mí ha sido más difícil el hecho de que mi familia aceptara que es un chico mayor que yo y que tiene un hijo.

¿Crees que el haber viajado a otros países te ha hecho tener otra predisposición hacia los inmigrantes?

B: Sí, claro. Viajar te enseña otros mundos, otras realidades que te ayudan a romper con los tópicos de siempre. Digamos que te da modelos de vida y te permite seleccionarlos o adaptarlos a tu entorno.

¿Habéis sufrido algún tipo de discriminación?

C: Particularmente no nos hemos sentido discriminados, ni siquiera en los 15 años que llevo aquí. Me considero una persona totalmente integrada. Lo que sí que es cierto es que entre los extranjeros siempre se escuchan historias, cosas que les han pasado a algunos.

Creo que cuando eres de fuera es más fácil socializar con gente que ha vivido una situación parecida a la tuya, ya que ese punto en común se convierte en un vínculo. Por eso se forman los guetos. Yo creo que hay que romper con eso y mimetizarse lo máximo posible con la sociedad que nos rodea.

¿Dónde os veis de aquí a cinco años?

B: Yo nos veo viviendo aquí juntos. No quiero hacer muchos planes, quiero dejarme llevar por la vida.

C: Yo, al igual que Blanca, nos veo juntos y bien. Aunque somos una relación joven y no se sabe donde nos llevará la vida.

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