Entrevista: Xavier Arbós, Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Girona
“El catalanismo ha sido claramente federal”
ANA LERÍA
En el momento de convulso que se vive, por la consulta al pueblo catalán sobre la independencia como estado a parte de España, nos encontramos con Xavier Arbós Marin (Barcelona).
Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Girona (UdG), Vicerrector de la Universidad de Girona y decano de su Facultad de Derecho. También ejerce como profesor del Departamento de Derecho Constitucional y Ciencia Política de la Universidad de Barcelona e imparte cursos y conferencias en varias universidades extranjeras, como la Universidad Estatal de Nueva York, la de Montpellier, la de Grenoble y la de Siena.
Es colaborador en medios nacionales como El País, El Periódico o ElDiario.es . Es gran conocedor de la historia de Catalunya y de su Estatut.
-¿Cómo valoraría el momento político actual?
-Estamos en una situación muy rara.
-Complicada…
-Sí, mucho. Mucho.
-¿En qué lado se posiciona usted?
-Me gustaría que hubiera una consulta, legal y acordada. Me parece muy buena la fórmula escocesa. Yo soy federalista, así que votaría que no. Pero estamos en una situación en la que hay quien no quiere la consulta y otros que opinan que la consulta es un trámite prescindible, y estos son los independentistas que están a favor de una declaración unilateral de independencia después de unas elecciones plebiscitarias.
-¿Le parece que la postura de ambos gobiernos es un poco obcecada?
-Por parte del Gobierno de España hay una postura que lleva al malestar de la sociedad catalana desde la sentencia del Estatut, y por parte del gobierno de la Generalitat, hay una aceleración en un proceso sin sentido. Está claro que con una mayoría absoluta del Partido Popular en el gobierno central es muy complicado sortear el obstáculo que impone su negativa. En lugar de intentar negociar y aceptar posiciones intermedias, han decidido jugar al todo o nada, y cuando la mayoría es un grupo que ni siquiera quiere cambiar la Constitución con el fin de mejorar la situación económica y financiera de Catalunya, lo más probable es que no se obtenga nada.
-¿Por qué cree que Artur Mas se metió en esta situación?
-El presidente Artur Mas, en julio de 2010 pretendía que el 11S fuera en favor del pacto fiscal, pero la primera gran manifestación de Barcelona fue por la independencia, y el señor Mas asumió estos objetivos. Fue a negociar después de decirles a los organizadores de la asamblea que hacía suyo el objetivo. Por otra parte, Rajoy ha sido muy cerrado, en particular el Partido Popular. Hará un año, Alicia Sánchez Camacho fue a Madrid a buscar mejor financiación. Allí le dijeron que no de mala manera, lo que llevó a la población a aumentar el descontento.
-¿Dónde situaría el punto de partida de este movimiento?
-La manifestación de julio de 2010, contra la sentencia del TC. A partir de ahí las fuerzas políticas catalanas se dividieron en dos. En aquel momento la mayoría, excepto el PP, coincidían en que había que cambiar la Constitución. Algunos consideraron que ni un cambio constitucional sería distinto. De fondo está el hecho de que PP saca malos resultado desde siempre en Catalunya, y por lo tanto entre la alternativa de irritar a los votantes catalanes o complacer al resto de españoles con gestos de dureza y firmeza hacia la comunidad autónoma, eligen la primera.
-¿Hay algún precedente en la historia, aparte del despunte en 2010?
-En 1714 hay una guerra civil en Catalunya en la que ganan los borbónicos. En ese momento. A lo largo de los siglos XVIII y XIX no hay movimientos independentistas. Pero sí se detectan movimientos autonomistas. Lo más reciente es la proclamación de la República en Barcelona, en 1931. Francesc Macià proclama la república catalana y dentro de una república o confederación española, hay una cierta ambigüedad. Lo hace en un acto de soberanía que atribuye al pueblo de Catalunya. Plantea una integración en una nueva España. Esto se parecería a una proclama independentista por un segundo, el segundo anterior a una integración en una España de carácter Federal. Ocurre lo mismo en 1934, cuando Lluís Companys se subleva contra la república el 6 de octubre del año 34, y proclama la República Catalana en una confederación ibérica. Salvo algún aspecto de referencia, el catalanismo no ha sido mayoritariamente independentista, ha sido claramente autonomista, federalista, con distintos grados de radicalidad, pero hasta ahora nunca había sido hegemónicamente independentista.
-¿La situación actual de aparente no retorno, puede haberse visto afectada por factores externos?
-Hay un mantenimiento de sensación de fondo, de falta de equidad de equidad del sistema de financiación de las comunidades autónomas. Es una característica muy sentida de forma extendida, y la impresión que algunos tenemos en Catalunya de que nadie ha perdido votos en el resto de España por meterse con los catalanes. Es una impresión, y puede provocar una cierta irritación sorda. El PP impugnaba artículos del Estatuto de Catalunya a la vez que apoyaba explícitamente artículos del Estatuto de Autonomía de Andalucía. De modo que ahora hay algunas cosa ilegales para los catalanes y no las son para los andaluces. En estas condiciones creo que es normal que la gente no esté contenta. Y cuando se plantea un sistema de financiación como el concierto vasco, nos encontramos que el PP y PSOE no solo no prescinden del concierto, sino que nadie más lo tiene. Encuentro así una base sólida para quienes piensan que no hay trato equitativo para Catalunya en este punto. Si el concierto vasco o navarro, son compatibles con la solidaridad, ¿por qué no son válidos para todos?, y si no lo son, ¿por qué se mantienen?
-¿Cómo cree que afectaron las medidas económicas y sociales tomadas durante el franquismo para Catalunya?
-El franquismo fue un régimen surgido de una guerra civil que persiguió todos los movimientos democráticos de izquierdas y liberales. Además al principio en Catalunya hubo una política deliberada de persecución a la lengua catalana. Después se normalizó. Eso generó que la oposición antifranquista y democrática mantuvieran una posición de autogobierno como reacción. Esto puede explicar la amplitud del apoyo que tuvo la Asamblea de Catalunya. La idea mantenida muchos años, que ahora pienso que no es del todo cierta, es que los regímenes democráticos respetaron a Catalunya, y los autoritarios no la respetaron.
-¿Qué puntos son los más delicados?
-Actualmente, uno de los aspectos más sensibles junto al de la financiación es el del régimen lingüístico. Se ha convertido en una especie de principio que aglutina a mucha gente en Catalunya. En septiembre del año pasado se estaba decidiendo la ley de educación. En esos días Duran i Lleida comentaba la oportunidad de establecer puentes de diálogo. Dos días después Wert acepta una enmienda de UPyD,destinada a asegurar mayor presencia del castellano en los colegios. Estas competencias en materia lingüística, por ejemplo, deberían estar a cargo del gobierno autonómico, y especialmente educación. Si ganaran Ciutadans, UPiD o PP, o cambiaran de idea los gobernantes actuales, seguiría otro régimen lingüístico. Tal vez un sistema de doble vía como en el País Vasco, o bien uno desigual, como en la Comunidad Valenciana, pero se decidiría en Catalunya.
-Históricamente, ¿qué ha pasado con Catalunya para verse como está ahora?
-Catalunya es un caso especial. Existe una idea generalizada según la cual lo “normal” es la construcción de naciones de tal modo que hay un centro político, centro de impulso desde el que se llega a homogeneizar el sentimiento de pertenencia de los que viven en ese Estado. El modelo es el caso francés y España intentó seguir esta vía pero no tuvo éxito.
-En resumen.
-Catalunya ha mantenido la lengua, un cierto sentimiento de identidad colectiva y, sobre todo, una diferencia objetiva en democracia. Ha tenido siempre un sistema de partidos distinto y una forma de votar distinta y peculiar. Esto, añadido a que el gobierno autonómico que existe puede reforzar el sentimiento de identidad colectiva, hace que se vaya diferenciando ese perfil de Catalunya.
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