El nacimiento de una nueva profesión

El nacimiento de una nueva profesión

Luciano Betoldi (Buenos Aires, 1982) manager del Fab Lab Barcelona asistiendo a una estudiante de la Fab Academy

Luciano Betoldi (Buenos Aires, 1982) manager del Fab Lab Barcelona asistiendo a una estudiante de la Fab Academy

Estar al día con la tecnología no es solo para profesionales. El Fab Lab da la posibilidad de aprender a fabricar lo que queremos. Tanto ha impactado la tecnología en Barcelona, que el Ayuntamiento impulsa los centros de producción digital. En el Fab Academy BCN, la capacidad de construir un objeto no se limita a diseñadores y arquitectos profesionales. Cualquier persona puede acceder a una formación para convertirse en el autor de un producto propio y, próximamente, incluso a un grado universitario.

Por Blanca Navarro

En las instalaciones de los Fab Labs de Barcelona no solo se fabrican y diseñan nuevos productos. Padres de los Ateneus de fabricació, los Fab Labs ya están llevando a cabo su propia revolución en la ciudad mediterránea y una de sus caras más visibles es la educación. Y es que en este lugar también se imparten cursos que preparan a las personas para ser autoras de su propio objeto a medida.

Las clases son impartidas en el Instituto de Arquitectura Avanzada de Catalunya (IAAC), entidad colaboradora con el Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT), fundador de este tipo de proyectos. Se trata, en realidad, de un apéndice del proyecto global que se denomina Fab Academy y ofrece certificaciones y diplomas en la enseñanza de fabricación digital. Los cursos más sencillos, de introducción al mundo de la fabricación digital, oscilan entre una y dos semanas, mientras que los más avanzados, que otorgan un diploma oficial, duran unos seis meses. Este último sólo será posible para aquellas personas que ya tengan conocimientos previos sobre el tema. Asignaturas como Principios fundamentales de la fabricación digital, Computer Design así como Diseño de electrónicos y de producción, son sólo algunas de las 16 lecciones incluidas en el curso.

Luciano Betoldi, instructor del programa Fab Academy, explica la razón por la que es necesario tener conocimientos previos: “La fabricación digital es un campo multidisciplinario donde diseñadores, arquitectos, programadores y gente de diferentes disciplinas se reúnen e intercambian conocimiento. Es necesario mezclar todas estas disciplinas para completar el programa y, por lo tanto, es importante tener un conocimiento mínimo sobre el tema”. Mientras tanto, Fab Academy ha anticipado que en un futuro próximo se abrirá la posibilidad de cursar un grado propio en la universidad, en el que se pretende instruir a los alumnos minuciosamente con el objetivo de prepararlos para una de las tecnologías más sorprendentes y prometedoras del presente.

Betoldi frente al mapa donde se ubican los más de 200 Fab Labs en el mundo.

Betoldi frente al mapa donde se ubican los más de 200 Fab Labs en el mundo.

El gobierno municipal no ha querido perder la posibilidad de diferenciarse del resto del mundo impulsando económicamente sus propios Fab Labs. “Gracias a que se ha involucrado el Ayuntamiento de Barcelona, se están abriendo una serie de Ateneus de fabricació, espacios públicos donde cualquier persona puede asistir y salir con un producto que haya diseñado,” agrega Betoldi. Los Ateneus de fabricació están financiados en su totalidad por el Ayuntamiento, a diferencia del proyecto original impulsado por el IAAC. Los ateneos que están a pocos días de abrir sus puertas son los situados en los barrios de Ciutat Meridiana y Les Corts, a la espera de la inauguración de un centro de este tipo en cada distrito de la ciudad. Con este impulso al negocio de la fabricación digital, Barcelona pretende concienciar a su comunidad acerca de las grandes posibilidades de las nuevas tecnologías.

Ya durante el pasado año, el Ayuntamiento estuvo muy involucrado en el proyecto del Fab Lab Barcelona. En colaboración con el MIT, ofrecieron cuatro becas para participar en el curso académico de Fab Academy 2012. Como promoción local, el único requisito para ingresar exigía a los participantes ser residentes de algunos de los distritos donde estarán situados los primeros Ateneus de fabricació (Les Corts y Nou Barris). Muchos de los estudiantes que participan en el curso académico de Fab Academy vienen de otros países como Australia, Brasil, Costa Rica o México, otra prueba más de que el proyecto original del MIT es global y está movilizando a toda una generación de estudiantes que tendrán en Barcelona su centro neurálgico. En 2014 serán originarios de 16 países de todo el mundo. Y sigue creciendo.

Una apuesta, ¿segura?

Francisco Sánchez, un ingeniero barcelonés de 40 años, fue estudiante de la academia el año pasado. Sánchez se considera un caso atípico porque al terminar el curso aparcó su vida profesional para volcarse en la implantación de un Fab Lab en su comunidad.

Sánchez tenía un trabajo que le permitía ganarse la vida con holgura. Sin embargo, todo cambió cuando visitó por primera vez la Fab Academy. Regresó muy entusiasmado de la ceremonia de graduación de la academia y decidió renunciar a su trabajo e invertir su dinero en la creación de un Fab Lab en Sitges. “No tengo mucho apoyo de mi familia, pero sentí que esto era lo que quería hacer toda mi vida,” comenta.

Empezó por abrir una página web con información del futuro, Fab Lab Sitges. En apenas una semana, siete personas interesadas en su plan de negocio contactaron con Sánchez. Eso le dio ánimos para seguir con su propósito y, a día de hoy, sigue luchando por mantener un negocio que se espera que vaya al alza.

El Fab Lab Sitges estará localizado en la calle Dos de Maig, muy cerca de la playa. Además de ser un laboratorio, contará con un coworking space (un espació libre de trabajo con mesas compartidas e individuales), y un Fab Café. De momento, Sánchez está financiando este laboratorio a través de sus propios medios económicos. Con mirada emprendedora, Sánchez considera que su Fab Lab es una gran arma de cohesión social: “Queremos integrar a la comunidad. Ahora lo que estamos haciendo es abrir una ventana al futuro para toda la población,” agrega. La apertura está planificada para julio de 2014.

Los beneficios de tales centros aún están por ver, aunque sus aplicaciones son tan variadas que el optimismo es desbordante. Como ejemplo práctico, su primer cometido podría ser el de instalar unos sensores en los contenedores de basura para notificar a los camiones cuándo es necesario recogerlos para vaciarlos. Sin duda puede parecer una banalidad, pero los beneficios económicos y sociales de los centros de fabricación digital van a dar mucho que hablar en los próximos años.